Con la película ya casi terminada, ¿cuál es su sensación con respecto a las expectativas que tenían en 2008, cuando empezaban a bocetar el guión?
La película que tenemos ahora es algo muy superior a las expectativas que teníamos. En todo sentido. A medida que íbamos probando y que nos iban saliendo bien las cosas, entonces íbamos subiendo la vara de nuestra exigencia. Al principio, era una película cuyo modelo de nivel técnico era menos ambicioso. Pero, a medida que conseguíamos algunos resultados muy buenos, empezábamos a mirar a las producciones de Pixar como un modelo a seguir. Obviamente, había algunas cosas para las que no teníamos el “horse power” (caballos de fuerza) que queríamos, como en el caso del motor de render, por ejemplo; o para poder trabajar sobre grandes masas de agua o el pelo de los personajes, que son cosas muy complejas. Pero al principio nuestra película no lo necesitaba, porque los jugadores de un metegol son de plomo y la gente tiene pelo normal. Pero nos fuimos poniendo ambiciosos y todo cambió.
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