martes, 7 de abril de 2015

¿Cómo era el proceso de animación de cada secuencia desde el rol de director?
Primero, durante tres o cuatro meses, me juntaba con los dos artistas de “storyboard”, veíamos el guión y ellos dibujaban la escena. Un día con cada uno, mientras el otro pulía los dibujos del día anterior. Así íbamos dibujando toda la película. Luego, hubo que grabar las voces. Durante esos meses a la vez se armó el “animatic”, que es la película. Ahí, con eso se pasa al “layout”, con los muñecos en una versión muy básica, sin expresiones, donde se van viendo los movimientos de cámara y los desplazamientos. Y con eso se empieza a animar la película. Durante cada escena veíamos con los animadores lo que debía suceder en la escena y ahí yo les explicaba lo que quería y tratábamos de llevarlo a cabo.
¿Qué tan difícil fue encontrar un estilo de animación propio?
Yo soy un director de cine tradicional, con actores normales… Bueno, todo lo normales que pueden ser los actores (se ríe). Ya tengo una formación en ese sentido y a mí me interesaba, en ciertos momentos íntimos de la película, tener una animación muy realista. Que para la animación tradicional sería algo minimalista, pero para mí era lo que la escena necesitaba. Un animador suele estar entrenado en la estética Disney, que es un poco exagerada. Me acuerdo que estábamos analizando una escena y les hice ver una escena de la versión de Macbeth de Orson Welles, para que observaran qué hacía él con la cara, porque en la animación es muy importante cómo se mueven los músculos. Todo este proceso llevó casi un año. Hemos visto crecer a los animadores de una manera increíble durante esos meses, pese a que muchos de ellos ya eran grandes profesionales cuando llegaron a la película.
Trataron de organizar la producción de Metegol al estilo de los estudios grandes, con departamentos por cada área, desde iluminación hasta modelado 3D. ¿Por qué?
Porque era la única forma de hacerla. Mi sensación es que acá nunca hubo un proyecto que aglutinara a tanta gente, no había experiencia en hacer algo así. El artista argentino de animación está obligado a ser un “generalista” y así se trabajaba. En la Argentina nunca se había hecho “layout” en una película de animación, sino que el animador mismo hacía su propia toma. Eso, por lo pronto, casi elimina la visión del director, que es mi trabajo.
¿Por qué quería que las escenas tuvieran muchos personajes? No suele ser algo común en una película de animación, además de que agrega complejidad…
Nosotros teníamos un problema: tenemos 24 protagonistas. Y la película es en formato ancho, entonces yo no podía estar en primeros planos cerrados durante toda la película. Me quedaría como si fuera así (se corre a un extremo de la pantalla y deja un espacio vacío), entonces… ¿Qué pongo en todo este lugar libre? ¡Qué bueno es hacer una entrevista por Skype! (se ríe). Nosotros veíamos las películas de Pixar y es algo que está manejado muy inteligentemente, por algo Pixar casi nunca filma en pantalla ancha. En ese sentido, son películas más económicas y sencillas que la nuestra.
¿Cuáles fueron las principales dificultades que enfrentaron? ¿Las barreras fueron presupuestarias o técnicas?
El presupuesto fue creciendo a lo largo del tiempo. En tres años, fácil tenés un 50 por ciento de crecimiento por inflación y más también. Y hubo que gastar más por la necesidad de render de la película. En los últimos meses nos ayudaron de todos lados: TelefónicaMicrosoft… el otro día también vinieron de Arsat para ver si nos podían dar algo de poder de cómputo adicional. Estamos pidiendo render como limosneros. Si alguien tiene una notebook que nos pueda prestar, se la pedimos. Cada fotograma nos está llevando un promedio de unas cuatro horas de render. Como la película también se proyectará en 3D, cada fotograma es doble, uno para cada ojo. Así que ahí tenemos ocho horas de render. A eso hay que multiplicarlo por 24 para llegar a un segundo de película, por 60 para tener un minuto y por 95 para tenerla entera. Es algo brutal y no tiene comparación con nada que se haya hecho hasta ahora en la Argentina ni en América latina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario