Conoce siete técnicas científicamente probadas
para hacer que tu comida tenga mejor sabor
El menú diario no siempre
es nuestro plato favorito, sin embargo hay tips que van desde mirar una foto
antes de comer o usar cubiertos de zinc o cobre, para que un plato pase de
"normal" a "sabroso".
La rutina alimenticia muchas veces
agota y se torna aburrido comer siempre lo mismo, además a eso se suman las
dietas que no siempre son un menú tentador.Sin embargo, según una publicación
del portal Huffington Post, hay formas de cambiar eso y hacer que
esa comida que te parece aburrida y sin sabor, sea algo delicioso para tu
paladar. Revisa las
siete técnicas que puedes poner a prueba para mejorar el sabor de tus comidas.
Ritual previo a empezar a comer
Según
un estudio realizado por el psicólogo Kathleen Vohs de la Universidad de Minnesota, las
personas que tienen un ritual previo al probar alguna comida -que puede ser
partir el pan por la mitad o simplemente desenvolver el producto a comer de una
forma específica-, lograrán que su comida se disfrute más y tenga mejor sabor que la de quienes no tuvieron una
secuencia especial antes de comer.
La
idea es darle una pequeña celebración a la comida, entregarle los respetos y
ella te va a recompensar con un mejor sabor.
Antes de comer... mira unas fotos en
Instagram
Si
el menú del día no es muy prometedor, hay una solución para que eso mejore. Antes de comenzar a comer, debes mirar una foto de
algún plato que se vea delicioso y que sea altamente calórico.
Según
un estudio Suizo, las personas disfrutaron mucho más las comidas con sabores
neutros, luego de mirar alimentos grasos o crujientes. Gracias a esto, los
investigadores pudieron concluir que la comida grasienta tiene la capacidad de
estimular una mayor actividad en áreas del cerebro que evalúan el placer -en
especial la corteza orbitofrontal, una deliciosa ilusión.
El
plato donde se come también es importante
Aunque
muchas veces no se le da mucha importancia, comer en platos de loza y con
utensilios no plásticos, sí es un factor que puede afectar el sabor de tu
comida. En un estudio realizado por la Universidad
de Oxford, hicieron
que las personas comieran yogurt con cucharas plásticas y de acero inoxidable.
¿El resultado?, quienes comieron con cucharas de metal quedaron más
satisfechos, ya que al ser un utensilio de mayor peso parecía que era más
comida y las personas quedaban más satisfechas que las que comieron con una
cuchara liviana.
Esta
teoría también se aplica para los platos y tazas de loza. Además, para las
personas que hacen dieta, con este método se come menos y se siente como si
fuera más.
¿Sabores
más intensos?
Si
eres de los que te gusta disfrutar los sabores de forma intensa, tu tenedor y cuchillo deben ser
de zinc o cobre. Todo está en la química, estos metales que son
relativamente inestables de acuerdo a su composición, son capaces de mejorar el
sabor dominante de tus alimentos. En un estudio que realizado en la universidad
de Oxford, hicieron que las personas comieran un mismo alimento con diferentes
cubiertos y el resultado fue que sabores como el de la crema de chantilly se
exacerbaran a un sorprendente sabor dulce, así como otros alimentos se tornaron
más amargos de lo habitual.
Lo dulce se sirve en plato redondo
Esto
es especial para los amantes de los postres que no quieren sufrir los efectos
secundarios del azúcar. Según un estudio realizado en China, la forma, el tamaño y el color del plato donde se
sirve la comida, influye en cómo se va a asimilar su sabor. Es así, como las curvas de los platos
redondos aumentan la sensibilidad a la dulzura. Asimismo, los colores claros
hicieron que el sabor fuera mucho más concentrado que los postres servidos en
loza de colores oscuros, donde el sabor resultó más amargo. Además, si quieres
que tu chocolate caliente tenga un sabor inigualable, haz la prueba y tómalo en
una taza de color crema oscuro.
Ángulos
salados
La
ciencia dice que los ángulos
agudos hacen pensar en algo fuerte o imponente, lo que inconscientemente el
cerebro asocia a los sabores más fuertes o amargos. El mismo estudio que se realizó para
verificar el sabor dulce de las comidas según el plato, indicó que las personas
que comieron alimentos en platos con esquinas de ángulos hicieron que el queso
tuviera un sabor mucho más fuerte, no así con los platos curvos. Otro punto, es
que comer con un cuchillo, hizo que el queso fuera más salado que con una
cuchara o tenedor. Puedes hacer la prueba y ver que tal sabe un trozo de
queso al sacarlo desde un plato puntiagudo.
Caliente
= dulce. Frío = salado
La
temperatura es un punto importante a la hora de modificar el sabor que puede
tener una comida. Sin embargo, que un plato esté muy caliente o muy frío puede
jugar una mala pasada para tu paladar.
La
temperatura puede hacer cambiar la percepción de lo dulce, salado o agrio. Según
un estudio de la Escuela de
Medicina de la Universidad de Yale, si aplicas algo muy
caliente en la punta de tu lengua la sensación será un sabor dulce, mientras
que si pones algo frío, probablemente sientas un sabor salado o amargo.
La
explicación científica dice que a medida que la lengua se calienta, se abren
canales que tienen una mejor percepción, a nivel cerebral, de los alimentos
dulces. Es por esto que el helado tiene un mejor sabor al ser suavizado por el
frío y cuando se derrite tiende a ser mucho más dulce.
Pero
hay excepciones, por ejemplo el curry si se sirve muy caliente no tendrá un
sabor a caramelo, pero si lo sirves frío puede que lo sientas con un toque
salado.