lunes, 21 de octubre de 2013

Mejora tu Paladar

Conoce siete técnicas científicamente probadas para hacer que tu comida tenga mejor sabor

El menú diario no siempre es nuestro plato favorito, sin embargo hay tips que van desde mirar una foto antes de comer o usar cubiertos de zinc o cobre, para que un plato pase de "normal" a "sabroso".

La rutina alimenticia muchas veces agota y se torna aburrido comer siempre lo mismo, además a eso se suman las dietas que no siempre son un menú tentador.Sin embargo, según una publicación del portal Huffington Post, hay formas de cambiar eso y hacer que esa comida que te parece aburrida y sin sabor, sea algo delicioso para tu paladar. Revisa las siete técnicas que puedes poner a prueba para mejorar el sabor de tus comidas.
Ritual previo a empezar a comer
Según un estudio realizado por el psicólogo Kathleen Vohs de la Universidad de Minnesota, las personas que tienen un ritual previo al probar alguna comida -que puede ser partir el pan por la mitad o simplemente desenvolver el producto a comer de una forma específica-, lograrán que su comida se disfrute más y tenga mejor sabor que la de quienes no tuvieron una secuencia especial antes de comer.
La idea es darle una pequeña celebración a la comida, entregarle los respetos y ella te va a recompensar con un mejor sabor.
Antes de comer... mira unas fotos en Instagram
Si el menú del día no es muy prometedor, hay una solución para que eso mejore. Antes de comenzar a comer, debes mirar una foto de algún plato que se vea delicioso y que sea altamente calórico.
Según un estudio Suizo, las personas disfrutaron mucho más las comidas con sabores neutros, luego de mirar alimentos grasos o crujientes. Gracias a esto, los investigadores pudieron concluir que la comida grasienta tiene la capacidad de estimular una mayor actividad en áreas del cerebro que evalúan el placer -en especial la corteza orbitofrontal, una deliciosa ilusión.
El plato donde se come también es importante
Aunque muchas veces no se le da mucha importancia, comer en platos de loza y con utensilios no plásticos, sí es un factor que puede afectar el sabor de tu comida. En un estudio realizado por la Universidad de Oxford, hicieron que las personas comieran yogurt con cucharas plásticas y de acero inoxidable. ¿El resultado?, quienes comieron con cucharas de metal quedaron más satisfechos, ya que al ser un utensilio de mayor peso parecía que era más comida y las personas quedaban más satisfechas que las que comieron con una cuchara liviana. 
Esta teoría también se aplica para los platos y tazas de loza. Además, para las personas que hacen dieta, con este método se come menos y se siente como si fuera más.
¿Sabores más intensos?
Si eres de los que te gusta disfrutar los sabores de forma intensa, tu tenedor y cuchillo deben ser de zinc o cobre. Todo está en la química, estos metales que son relativamente inestables de acuerdo a su composición, son capaces de mejorar el sabor dominante de tus alimentos. En un estudio que realizado en la universidad de Oxford, hicieron que las personas comieran un mismo alimento con diferentes cubiertos y el resultado fue que sabores como el de la crema de chantilly se exacerbaran a un sorprendente sabor dulce, así como otros alimentos se tornaron más amargos de lo habitual.
Lo dulce se sirve en plato redondo
Esto es especial para los amantes de los postres que no quieren sufrir los efectos secundarios del azúcar. Según un estudio realizado en China, la forma, el tamaño y el color del plato donde se sirve la comida, influye en cómo se va a asimilar su sabor. Es así, como las curvas de los platos redondos aumentan la sensibilidad a la dulzura. Asimismo, los colores claros hicieron que el sabor fuera mucho más concentrado que los postres servidos en loza de colores oscuros, donde el sabor resultó más amargo. Además, si quieres que tu chocolate caliente tenga un sabor inigualable, haz la prueba y tómalo en una taza de color crema oscuro.
Ángulos salados
La ciencia dice que los ángulos agudos hacen pensar en algo fuerte o imponente, lo que inconscientemente el cerebro asocia a los sabores más fuertes o amargos. El mismo estudio que se realizó para verificar el sabor dulce de las comidas según el plato, indicó que las personas que comieron alimentos en platos con esquinas de ángulos hicieron que el queso tuviera un sabor mucho más fuerte, no así con los platos curvos. Otro punto, es que comer con un cuchillo, hizo que el queso fuera más salado que con una cuchara o tenedor. Puedes hacer la prueba y ver que tal sabe un trozo de queso al sacarlo desde un plato puntiagudo.
Caliente = dulce. Frío = salado
La temperatura es un punto importante a la hora de modificar el sabor que puede tener una comida. Sin embargo, que un plato esté muy caliente o muy frío puede jugar una mala pasada para tu paladar.
La temperatura puede hacer cambiar la percepción de lo dulce, salado o agrio. Según un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, si aplicas algo muy caliente en la punta de tu lengua la sensación será un sabor dulce, mientras que si pones algo frío, probablemente sientas un sabor salado o amargo.
La explicación científica dice que a medida que la lengua se calienta, se abren canales que tienen una mejor percepción, a nivel cerebral, de los alimentos dulces. Es por esto que el helado tiene un mejor sabor al ser suavizado por el frío y cuando se derrite tiende a ser mucho más dulce.
Pero hay excepciones, por ejemplo el curry si se sirve muy caliente no tendrá un sabor a caramelo, pero si lo sirves frío puede que lo sientas con un toque salado.





Resurrection Fest

Resurrection Fest: Y el diablo vino de California a Viveiro
Crónica de la jornada del viernes en el Resurrection Fest, con Slayer, Millencolin, Exodus, Lendakaris Muertos y mucha más tralla. Por Alberto Leyenda
Concierto: Slayer, Millencolin, The Exploited, Exodus, Comeback Kid, Brutality will prevail, Integrity, Rise of the Northstar, Belvedere, Lendakaris Muertos, Dawn of the Maya, Nao...
Fecha: 2 de agosto de 2013.
Lugar: Viveiro (Lugo)
Precio: Bono tres días, 69 euros; entrada un día, 40 euros 
Las luces incendiaron de rojo el Resurrection Fest y Slayer pusieron el resto. Sin aspavientos ni pirotecnias, llegaron a Viveiro a extender su reinado sanguinolento, y vaya si lo consiguieron. Desde el inicial World painted blood, demostraron por qué son unos de los cuatro ases del póker del trash metal, junto a Metallica, Megadeath y Anthrax. Si algo le faltaba a este festival para redondear su historial -esta es la octava edición, suficientes para convertirse en referencia internacional- era una leyenda viva de la música extrema.
Slayer lo son, y dieron un concierto a la altura. “Me retumban hasta las tripas”, comentaba uno de los asistentes ante la tormenta sonora que arreciaba. Es cierto que el trepidante repertorio tiene un punto monocorde, quizás solo roto por los pasajes más pausados (y pesados), como en Seasons in the abyss. Sobresale, en cualquier caso, el virtuoso Gary Holt, sin duda un digno sucesor del guitarrista recientemente fallecido Jeff Hanneman. Un fondo dedicado a este último sirvió de cobertura para el apocalipsis final: Raining blood, South of Heaven y Angel of Death. Abrumador.
Hora y media antes de que los californianos saliesen al escenario principal, eran Exodus los que lo ocupaban. También con un Gary Holt excelso, pero demostrando por qué ellos están un escalón por debajo de ese olimpo del trash. Sin muchos matices -ni rítmicos ni melódicos ni armónicos- ofrecieron un concierto potente, pero limitado. Aunque, eso sí,  nos regalaron los mejores pogos hasta el momento del festival, circle pits y wall of death incluidos.
Entre unos y otros, Comeback Kid se llevaron la palma en el segmento más hardcore  punk de la jornada. Una actuación vibrante, en comunión absoluta con la parroquia. Lograron hasta que la gente llevase las palmas a 170 beats por minuto. Cerraron con el coreadísmimo Wake the dead.Decepcionaron, en cambio, Millencolin, que pese a su arsenal de hits no acabaron de convencer en el cierre del escenario principal. Cayeron  No cigar, Mr. Clean o The Ballad -con la primera acústica que asomó en el todo el festival-, pero el sonido no acababa de cuajar.
A lo largo de la tarde habían desfilado grupos como Rise of the Northstar, un combo francés de hardcore breakdown que se llevó al público de calle con una propuesta enérgica e inconstable. Los canadienses Belvedere, de vuelta a los escenarios tras unos años de retirada, le pusieron intención, pero su punk con tintes metaleros no acabó de sonar demasiado claro.
Mediada la tarde y con ya más de un millar de personas enfrente, los navarros Dawn of the Maya, gran esperanza estatal en el género, mostraron su metalcore sin concesiones, un punto deslucido, eso sí, por una cierta carencia de watios que se reiteraría en el escenario más pequeño. Los gritos desgarrados encontraban su contrapunto en las voces melódicas del bajista y el guitarrista, y los sintes acolchaban un tanto la brutalidad de sus riffs. Pero queda claro que la marca de la casa es la dureza, como en el temaEndless voices.
Cuando no habían acabado ya sonaban en el segundo proscenio Lendakaris Muertos, unos clásicos de la escena estatal. Demostraron por qué: sarcasmo a toneladas sobre la espinosa realidad vasca en píldoras punk rock. Oso panda -muy festivalera- o Soy un veterano de la kale borroka fueron coreadas con fruición. Era solo el comienzo de una jornada que remató con el apoteósico concierto de Slayer, y con el recuerdo aún fresco de la lección de metal de este siglo que ofrecieron Lamb of God la noche antes, en el primer asalto del Resurrection.
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